martes, 15 de abril de 2008

Diario de un policía

He fisgoneado esta historia en Gran Angular y el autor de ese blog a su vez lo vio en Apocalipsis Zombie. aquí os lo dejo:


DIARIO DE UN POLICÍA

Día X

Escribo estas líneas con la escasa luz que se cuela entre los desgastados tablones del ático. Poco queda ya para que caiga la noche y que todo llegue a su fin.
Apenas recuerdo como comenzó todo, como llegamos a éste punto, a este martirio, a este infierno… Aprovecharé para leer el diario al completo, antes de acabar con todo de una vez por todas… Hoy es el último día… Solo unos minutos más… Me merezco un descanso…

Día 1

Empiezo este diario para dejar constancia de lo que ocurre estos días.

Todo ha sido muy rápido, nadie esperaba que surgiese un brote virulento de locura en España. He seguido las noticias de la televisión cada día, pero es bastante incompleta comparándola con la ínfima información que nos transmiten en la comisaría. Ni siendo policías nos mantienen bien informados en este pueblucho de mierda.

Espero que pronto se solucionen los problemas.

Día 5

Las cosas están cambiando mucho, el brote psicótico parece ser demasiado violento y no consiguen pararlo. Han hecho puntos seguros en todas las ciudades para que la gente se refugie allí y no corra peligro.
Hemos cerrado los cuatro accesos al pueblo, atrincherándonos dentro para crear nuestro propio punto seguro. Solo unos pocos se han marchado, la gente no quiere irse tan lejos y creo que estamos lo suficientemente lejos de la ciudad como para correr algún peligro.

Me toca guardia esta noche en el camino sur, espero que sea una noche tranquila.

Día 7

Todo va de mal en peor, la única cadena de televisión que aún emite ha declarado que han caído la mayoría de los puntos seguros, concentrándose todos los supervivientes en unos cuantos puntos seguros. Las distintas competencias de la Ley se han unido al ejercito creando un solo organismo…por nuestra parte nos quedamos donde estamos y como policías locales que somos.

Los reyes han huido a las islas Canarias, debe ser el punto más seguro de España actualmente.

Hemos doblado la vigilancia de los caminos, cada vez duermo menos.

Día 11

Hoy ha regresado al pueblo uno de los pocos que decidió huir al punto seguro. La cadena televisiva ha dejado de emitir hace dos días y nos habíamos quedado sin noticias de lo que ocurría.
El hombre nos ha dicho que es imposible acercarse a las ciudades, que esos enfermos están por todas partes. Los accidentes y catástrofes se aprecian por doquier y resulta imposible conducir por carreteras primarias. El punto seguro más cercano ha caído y no ha visto presencia humana en todo el trayecto.

Parece que todo se va al carajo rápidamente.

Día 13

Esta mañana han aparecido algunos de esos enfermos por las cercanías de los caminos que conducen al pueblo. Me ha costado hacer fuego contra ellos, que son personas a pesar de todo… pero he seguido el consejo del ejército y he disparado a sus cabezas.
Han decidido bloquear totalmente con escombros dos accesos y reforzar así los otros dos restantes.

El mayor problema actualmente creo que será el alimento, ignoro cuánto tiempo durará pero no será mucho aún con el racionamiento. Gracias al pozo no tenemos problemas con el agua y vamos sobrados de munición.

Día 15

La presencia de los enfermos ha aumentado considerablemente estos días. Vienen atraídos por algo. Algunos resultan curiosos, con su forma de moverse y comportarse, otros resultan sumamente desagradables a la vista… no sé como pueden estar vivos y moviéndose con semejantes heridas. Me han quitado las ganas de comer y de dormir…

Día 16

Hoy ha llegado una concentración de aldeanos de pueblos cercanos. Se ha discutido si se les acoge o no, por el tema de los alimentos, pero viendo que traen una gran cantidad de animales y semillas para cultivar se lo han permitido.

Estos días estaremos bastante ocupados organizándolo todo. Me alegra tener caras nuevas por aquí.

Día 20

Han sido unos días muy duros. Hemos plantado semillas, organizado una granja con los animales, decidido los trabajos de cada cual, entrenado a algunos aldeanos para disparar… Los policías ya no podemos más. Quizás es que somos conscientes de que trabajamos sin cobrar nada, con turnos durísimos y arriesgando el pellejo contra esos enfermos día tras día. Qué se le va a hacer, sino protegemos nosotros nadie lo hará.

Día 22

He caído enfermo. Tantos días sin apenas dormir, haciendo duras guardias y comiendo mal han podido conmigo. La frecuencia de los disparos ha aumentado cada día, parece que llegan en grupos…

¿Cuánto aguantaremos? No lo sé, la verdad es que ahora me siento bien, aquí tumbado, sin preocuparme. Quizás no vuelva a pensar igual en los próximos días… pero ahora me importa todo una mierda.

Cuando me recupere pienso hablar con esa chica rubia que llegó del pueblo vecino, creo que me he enamorado.

Día 23

Han decidido bloquear otro acceso y dejar solo uno. Al parecer anoche vinieron demasiados enfermos y apenas fueron capaces de contenerlos, incluso han mordido a un policía arrancándole un buen pedazo de carne del brazo. Tiene muy mal aspecto, aunque el médico ha dicho que no es nada grave.

Ahora me hago más preguntas sobre esos enfermos… ¿O debería llamarlos zombies? Prácticamente todos presentan un aspecto horrible, con terribles heridas que claramente producirían la muerte. ¿Qué hacen vivos? ¿Qué buscan? ¿Por qué nos atacan? ¿Qué comen? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta.

Día 24
Hoy he vuelto a trabajar, ya estoy bastante mejor. He cumplido y he ido a ver a esa chica. Hemos pasado toda la tarde juntos y me lo he pasado muy bien. Creo que también le gusto. Ya era hora de tener algo bueno en este maldito lugar.

El olor de los enfermos llena el ambiente. Aunque enterremos a los abatidos no desaparece ese olor a podrido intenso que emanan… quizás sea el nuevo olor que gobierna el mundo… quizás es que un gran numero de ellos se acerca.

Mi compañero herido sigue empeorando. No nos dejan verlo y el médico sale pálido cada vez que le visita en su casa. Que coño estará pasando.

Día 25

Lo que me temía ha sucedido. Me han despertado a gritos cuando aún no había salido el sol. Un grupo inmenso de esos infectados se dirigía hacia nosotros. Sus gemidos se oían desde lejos. Daba auténtico pavor.
Hemos estado durante un montón de tiempo disparando sin parar y su número no parecía descender. Optamos por la opción de bloquear la que era nuestra última puerta de entrada y salida del pueblo.
Ahora podemos verles, desde lo alto de los escombros, todos aglomerados alrededor del pueblo, gimiendo y arrastrándose pesadamente por el lugar.
Estamos atrapados.

Día 26

Me estoy volviendo loco. Esos gemidos no paran, día y noche se les oye, sabemos que están ahí, esperando un fallo nuestro para echársenos encima. El sentimiento de opresión se ve en la cara de todos… ellos no pueden entrar, pero nosotros no podemos salir. Por si fuera poco, el olor es tan sumamente penetrante que hasta la comida y el agua saben ha podrido.

Lo único que me alivia es escribir estas líneas y estar con ella. Aún guarda algo de perfume que se pone cada vez que nos vemos… es una brisa de aire fresco en medio de este montón de mierda.

Día 27

Hoy han matado a mi compañero que había sido mordido. Se escapó de su casa y atacó a varias personas hasta que le volaron la cabeza. Todos los heridos han sido tratados por arañazos y mordiscos… se teme que se transmita esa enfermedad a través de las heridas. Hemos procedido a encerrarles en celdas de la comisaría, solo por seguridad.

Cada vez que me asomo por los escombros de las puertas para ver a esos… “zombies” veo que su número ha aumentado considerablemente. Se agitan de una forma enfermiza cada vez que me ven, con esa ansia de atraparme. Es como mirar directamente al infierno.

Día 28

Lo que ha pasado hoy no tiene nombre. El cura del pueblo, ignorando nuestros avisos, se coló en la comisaría y sacó a los heridos de sus celdas, alegando que no son criminales y que si han de morir que lo hagan en sus casas… casi al momento de liberarlos se desató el Apocalipsis. Se lanzaron sobre el cura y sobre dos de mis compañeros que estaban más cerca. Yo apenas pude escapar y dar el aviso por el megáfono al resto del pueblo.

Diez minutos después habíamos derribado a los enfermos pero el 70% de la gente había sido arañada o mordida. Les hemos encerrado a todos en las celdas y en sus casas, pero no creo que tarden mucho en salir de ellas. Tendremos que matarles dentro de poco… Estamos condenados.

Día 29

Otro día de mierda que pasa. Me he negado a matar a los aldeanos, así que me han retirado la placa y la pistola. Que les jodan, hace tiempo que tengo armas escondidas que he sacado de la comisaría. No pienso dejar que me maten esas cosas.

Me he pasado todo el día en cama con la chica. Extrañaba escuchar unos gemidos que no fueran de los enfermos de ahí afuera.

Día 30

La mente humana es extraña, nos lleva a aferrarnos en un clavo ardiendo, aunque sepamos que no nos llevará a buen puerto.
Había más personas infectadas de las que creíamos. Ocultaron sus heridas a los demás, con la esperanza de no caer enfermos… nos sentenciaron a todos. Casi sin darnos cuenta fuimos invadidos desde dentro y ahora quedamos unos pocos encerrados en la comisaría.

Hemos planeado algunas escapadas para conseguir comida, animales y agua. Estamos acojonados.

Día 32

Desde el piso superior hemos visto como derribaban los escombros los de fuera. Era cuestión de tiempo que lo hicieran, al igual que también lo es que entren en la comisaría y nos maten a todos los que quedamos.

Ahora estamos jodidos, no podemos volver a salir a buscar comida ni agua. Creo que me volaré la cabeza antes de que me muera de hambre o me maten esos hijos de puta.

Día 33

Las puertas de la comisaría han cedido bajo la fuerza imparable de esa concentración de muertos vivientes. Los pocos que quedamos estamos refugiados en el piso superior, hemos bloqueado las puertas y distribuido lo que queda de comida y agua.

Pensando en lo peor, nos hemos dividido en parejas y hemos echado a suerte los lugares habitables de este piso: el baño, la sala común, cinco despachos y el ático.
Me ha tocado el ático junto a mi chica. Es el lugar más seguro, ya que solo se puede acceder desde una pequeña trampilla. Lo malo es el ridículo espacio que tiene y la falta de ventanas.

Día 34

Ya están ahí… golpeando las puertas del piso superior. El profundo olor a podrido invade con fuerza la estancia. Agarro muy fuerte la pistola mientras escribo esto, no puedo soltarla ni un segundo. No quiero morir.

Día 35

Han entrado, están ahí abajo. Cada uno ha ido a su lugar asignado y se han encerrado como han podido. Si son listos se volaran la cabeza o tratarán de saltar por la ventana para buscar una vía de escape. Por mi parte no tengo escapatoria.

Día 36

Después de escuchar unos cuantos disparos de mis compañeros la chica se ha volado la cabeza. Ni siquiera he tratado de detenerla, cada uno debe ser libre de escoger como acabar su vida.

Ahora tengo algo más de comida y agua. De todas formas el fin ya está cerca.

Día X

Ignoro cuanto tiempo llevo durmiendo, pueden ser horas o días. He tirado el cadáver de ella por la trampilla y he visto como se daban el festín. Disfrutad cabrones que de mí no tendréis nada más…

Día X

He terminado con la última ración de comida y la última botella de agua se ha terminado hace horas. La cuenta atrás ha comenzado. Mañana por la noche terminaré con todo, quiero disfrutar del último amanecer y del último atardecer…

1 palabrejas:

Spica dijo...

Se que tengo un gusto algo macabro pero me ha encantado

Publicar un comentario

Pasate a ver que hay
Quejas y denuncias Come Comecocos El Señor Enviñetado
Memorias de un Zombie